4/9/09

Los petrograbados de La Pintada

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LOS PETROGRABADOS DE SAN JOSÉ VILLANUEVA
(DEPARTAMENTO DE LA LIBERTAD, EL SALVADOR)
Ponencia para el II. Congreso Centroamericano de Arqueología
(San Salvador, 23-26 de octubre de 2007)

Licenciado Philippe COSTA
woodshok@hotmail.com

Doctor Sébastien PERROT-MINNOT
perrotminnot@yahoo.fr

CENTRO FRANCÉS DE ESTUDIOS MEXICANOS Y CENTROAMERICANOS
(CEMCA)


Introducción

El arte rupestre constituye sin duda uno de los aspectos más notables del legado prehispánico de El Salvador. A la fecha se tienen registrados cerca de un centenar de sitios con manifestaciones gráfico rupestres (Coladán y Amaroli, 2003: 143; Escamilla, 2006).

Entre estos lugares destaca la “Pintada de San José Villanueva” (fig.1), ubicada en las montañas del sur del departamento de La Libertad, a 5.5 km del Océano Pacífico (fig. 2).

El sitio está en un área llamada “Arada vieja”, que forma parte de la Hacienda El Banco, donde se practica actualmente la ganadería.

Se encuentra también a unos cientos de metros del límite del Parque ecológico Walter Thilo Deininger, de donde se puede acceder a la Pintada gracias a los servicios de un guía.

En toda la zona se aprecian grandes afloramientos de lava (el volcán de San Salvador está a menos de 25 km), y en la profunda quebrada de Los Cubos (en el Parque Deininger) corre un riachuelo en un lecho basáltico. En el Parque Deininger existe todavía una túpida vegetación y una variada fauna que incluye venados de cola blanca y tigrillos.

Publicada desde la década de 1930, la Pintada de San José Villanueva se volvió famosa por el historiador Rodolfo Barón Castro, quien la comentó en su libro La población de El Salvador (1942). Dicho autor opinaba que “este notable monumento” debía ser “premaya”.

En los años 1960, una misión del Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán” visitó la Pintada, en el marco de un registro del arte rupestre salvadoreño (ver las Anales del Museo Nacional « David J. Guzman », Tomo XI, nos. 37-41, 1963-1967 : 77, fig. 1-7).

Dos décadas después, el escritor José Roberto Cea (1986) incluyó la Pintada en una monografía sobre la pintura en El Salvador.

Más recientemente, el sitio fue examinado por Paul Amaroli (Coladán y Amaroli, 2003) y Marlon Escamilla (2006), en el marco de estudios generales del arte rupestre salvadoreño.

El interés de los autores de esta ponencia por la Pintada de San José Villanueva se origina en sus investigaciones en otros sitios rupestres de El Salvador, especialmente en Titihuapa (departamento de San Vicente) y la Cueva de los Fierros (Cabañas).

La iconografía revela intrigantes semejanzas entre estos y más sitios de El Salvador y Honduras, lo que podría abrir la puerta a la definición de un estilo específico y tal vez, más adelante, de una cultura arqueológica (fig.3).

Durante una visita efectuada a la Pintada de San José Villanueva en abril de 2007, procedimos a un levantamiento fotográfico a escala de los petroglifos, lo que posteriormente permitió al Lic. Philippe Costa emprender un dibujo de los mismos (fig. 4). Además, realizamos un recorrido aleatorio en el área. No hallamos ni un tiesto en la superficie, pero el lecho de la quebrada de Los Cubos reveló cavidades artificiales (canales y cúpulas; fig. 5).

Tras presentar una descripción del sitio y los petrograbados, propondremos algunas interpretaciones preliminares.

I. Descripción

La Pintada se encuentra en un abrigo rocoso oblicuo, de toba volcanica, cuya particularidad es presentar una concavidad natural en su parte central y 3 cavidades de profundidad y de tamaño variable a proximidad de las representaciones (fig. 6 y 7). El sitio domina una pequeña quebrada. El abrigo tiene una longitud de 5.20 m y una altura de 5.50 m (fig.8). En el fondo, un paredón muestra densos enredos de petrograbados sobre una longitud de 4 m y una altura de 2.20 m (fig. 7). Durante nuestra visita en el sitio, vimos una reciente fogata, algunos desechos plásticos y pequeños grafitos en el paredón (pero fuera del área esculpida). No obstante, hasta hoy, la dificultad para llegar al lugar ha permitido un relativamente buen estado de conservación de los petroglifos. Éstos fueron resaltados por una pintura blanca aplicada en el siglo XX (probablemente por la misión del Museo Nacional de Antropología, en los años 1960). La orientación del paredón es 245 grados Sur-Oeste; el sol lo alumbra en la tarde.

Las manifestaciones gráfico rupestres ocupan un campo bien definido, aproximadamente rectangular, delimitado por la zona abrigada del paredón. Solo encontramos un grupo, muy reducido y en mal estado de conservación, en el lado sur del registro esculpido, que sufre la caída de las aguas pluviales. Está separado de la mayoría de los grabados y constituye un motivo independiente. Abundan los motivos abstractos curvilineares y los puntos. Sin embargo, Baron Castro (1942: 70) propuso la identificación de formas antropomorfas y se ha sugerido igualmente la presencia de un ave (cf. Anales del Museo Nacional « David J. Guzman », Tomo XI, nos. 37-41, 1963-1967: 77, fig. 1-7).

La cuestión de la existencia original de pinturas es problemática. Baron Castro (1942: 70) reportó pigmentos rojos que todavía se pueden observar. Pero cabe considerar este asunto con mucha cautela, ya que se sabe que en otros lugares, petroglifos fueron pintados en tiempos históricos (Coladán y Amaroli, 2003: 145).

II. Interpretaciones preliminares

Es necesario recordar en primer lugar que, aunque se trate de una ardua tarea, vale la pena intentar una interpretación del arte rupestre (cf. Whitley, 2005: 80) (fig.9). Pero esto requiere su contextualización, un riguroso estudio comparativo y de ser posible, una aproximación antropológica. En San José Villanueva, la ausencia de sociedades tradicionales que tengan una relación simbólica con la Pintada desde la época precolombina limita la investigación.

En cuanto al contexto, la Pintada parece haber estado alejada de los asentamientos, un caso frecuente para el arte rupestre centroamericano.

Como lo subrayan Künne y Strecker (2003: 12): “La escasez de asociaciones directas entre materiales arqueológicos y representaciones rupestres complica en muchos casos la determinación de su función y de su contenido simbólico.” No obstante, la presencia en la cercana Quebrada de Los Cubos de un sistema de cavidades artificiales hace pensar en una asociación entre los sitios y un posible camino ritual.

Aunque agua corre en dicha quebrada, no existe río, ni riachuelo ni ningún punto de agua en el sector inmediato de la Pintada, lo que muestra que los sitios rupestres no están sistemáticamente asociados con el agua en Centroamérica.

En lo que respecta al estilo de los grabados de San José Villanueva, ha sido comparado por Coladán y Amaroli (2003: 153-154) con el de los petroglifos de La Peña Herrada (departamento de Cuscatlán), el Letrero del Diablo (La Libertad) y la Peña de los Fierros (San Salvador). Podemos agregar a la lista los sitios de Titihuapa, la Cueva de los Fierros y La Cuevona (Cuscatlán). Además, en Honduras, Francisco Rodríguez (comunicación personal, 2007) nos señaló analogías con los petroglifos de Oropolí, Orealí y Morocelí, en el departamento de Paraíso. En el caso de Titihuapa y la Cueva de los Fierros, las investigaciones apuntan hacia un fechamiento del Clásico Tardío (600-900 d. C.; Perrot-Minnot et al., 2005; Gelliot, 2007).

Los complejos enredos de la Pintada de San José Villanueva y de los demás sitios mencionados recuerdan también los entrelaces vegetales (o “viñas”) de la iconografía de las esculturas de Cotzumalguapa, en la costa del Pacífico de Guatemala (Clásico Tardío).

Estos motivos han sido relacionados con la fertilidad de la tierra, o con el mundo de abundancia y gozos que espera a los personajes destacados después de la muerte en mitos mexicanos y mayas (Parsons, 1969; Perrot-Minnot, 2006; Chinchilla, 1996, 2007).

Aunque las esculturas exhibiendo los referidos entrelaces se encuentran en el departamento guatemalteco de Escuintla, cabe recordar que el sitio más oriental conocido de la cultura de Cotzumalguapa, Cara Sucia, está en la costa occidental de El Salvador.

Conclusión

San José Villanueva representa uno de los sitios de arte rupestre más impresionantes y mejor preservados de El Salvador.

Su aparente alejamiento de los asentamientos y su proximidad con otras manifestaciones rupestres hacen pensar en una red de lugares sagrados recorridos por peregrinaciones.

A pesar de que los petroglifos no se pudieron asociar con otros materiales arqueológicos, las semejanzas estilísticas con Titihuapa y la Cueva de los Fierros sugieren un posible fechamiento del Clásico Tardío (600-900 d. C.), un período de considerable actividad en casi todo el territorio salvadoreño.

Quisiéramos aprovechar este espacio para denunciar, una vez más, la sistemática e inconciente asociación del arte rupestre con el período paleo-indio. Como lo recuerdan Künne y Strecker (2003: 11), “en América Central no se encontraron asociaciones directas entre imágenes rupestres y contextos precerámicos”.

Las analogías con otros sitios rupestres de El Salvador y Honduras permiten caracterizar un estilo muy difundido, que tal vez correspondía a una esfera cultural y/o política.

Sólo mediante más comparaciones entre los levantamientos de sitios, futuras excavaciones y asociaciones de materiales diversos en contexto se podría determinar la existencia de tal esfera. En San José Villanueva, las condiciones parecen reunidas para poder efectuar algún día una fructífera excavación al pie del paredón.

La Pintada podría influir significativamente en el desarrollo de un turismo cultural y ecológico responsable, gracias a la proximidad del Parque Deininger y el profesionalismo de sus guías. Ellos ya están llevando a los visitantes a la Pintada, bajo estrictas reglas para garantizar la protección de este monumental testigo del resplandor de El Salvador precolombino.

Agradecimientos

Expresamos nuestros reconocimientos al Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), al Centro Cultural y de Cooperación para América Central (CCCAC, Embajada de Francia en Costa Rica) y a la Embajada de Francia en El Salvador por su apoyo institucional y económico. Además, queremos agradecer los servicios del guía Basilio Rochez Flores (Parque Nacional Walter Thilo Deininger), el apoyo académico del Licenciado Eric Gelliot (Asociación Internacional para la Promoción y la Investigación en Arqueología, AIPRA) y las informaciones de Elisenda Coladan (Asociación Proparques, Costa Rica) y Marlon Escamilla (Departamento de Arqueología de CONCULTURA).

Bibliografía

BARON CASTRO, Rodolfo,
1942 La población de El Salvador. Madrid.


CHINCHILLA M., Oswaldo F.
1996 Settlement Pattern and Monumental Art at a Major Pre-Columbian Polity: Cotzumalguapa, Guatemala. Vanderbildt University. Vanderbildt.
2007 El Monumento 21 de Bilbao, Cotzumalguapa. Ponencia presentada en el XXI. Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala (23-27 de julio de 2007).

COLADAN, Elisenda y Paul AMAROLI
2003 “Las representaciones rupestres de El Salvador”. En: Arte rupestre de México oriental y Centro América (M. Künne y M. Strecker, eds.): 143-161. Gebr. Mann Verlag. Berlin.

ESCAMILLA, Marlon
2006 El Salvador rupestre: reconocimiento y registro de sitios. Ponencia presentada en el XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala (Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 24-28 de julio de 2006).

KÜNNE, Martin y Matthias STRECKER
2003 “Introducción”. En: Arte rupestre de México oriental y Centro América (M. Künne y M. Strecker, eds.): 10-26. Gebr. Mann Verlag. Berlin.

PARSON, Lee A.
1969 Bilbao, Guatemala. An Archaeological Study of the Pacifique Coast, Cotzumalhuapa Region. Milwaukee Public Museum, Publications in Anthropology, 12. Milwaukee.

PERROT-MINNOT, Sébastien
2006 Définition archéologique de l’entité culturelle de Cotzumalguapa, Guatemala-El Salvador. Tesis doctoral, Universidad de París 1 (Panthéon-Sorbonne). París.
2007 “Testimonio de las rocas”. El Diario de Hoy, 14 de abril de 2007 (sobre la Pintada de San José Villanueva).

WHITLEY, David
2005 Introduction to rock art research. Left Coast Press, Inc. Walnut Creek, California.

Listado de las figuras
El abrigo de la Pintada de San José Villanueva.
Ubicación de varios sitios de arte rupestre en El Salvador.
Ubicación de los sitios con semejanzas estilísticas.
Levantamiento de la Pintada de San José Villanueva.
En la quebrada de Los Cubos se observan canales y cúpulas.
El abrigo de la Pintada de San José Villanueva presenta una concavidad marcada en su parte central.
Área cubierta por las manifestaciones gráfico rupestre y cavidades naturales del paredón.
Sección de La Pintada de San José Villanueva.
La Pintada de San José Villanueva.
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